El cambio climático y su impacto en la migración no autorizada y de retorno entre EEUU y México

El cambio climático, agravado por la quema de combustibles fósiles, está intensificando fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo, y México no es la excepción. Este clima extremo está influyendo significativamente en los patrones migratorios entre México y Estados Unidos, según un reciente estudio publicado en la revista *Proceedings of the National Academy of Sciences*.

Sequías y migración no autorizada

El estudio encontró que en las comunidades agrícolas de México, especialmente aquellas dependientes del cultivo de maíz, las sequías aumentaron las tasas de migración hacia Estados Unidos. Las condiciones climáticas adversas, como lluvias anómalas o prolongadas sequías, reducen las posibilidades de retorno, empujando a muchos migrantes a permanecer más tiempo en Estados Unidos.

En México, las sequías han afectado severamente los medios de vida rurales, secando embalses, provocando escasez de agua y disminuyendo drásticamente la producción de maíz, un cultivo esencial para la economía y la cultura del país. Estas condiciones han intensificado la migración indocumentada como una estrategia de supervivencia.

La conexión climática en un contexto migratorio

La investigación utilizó datos del Mexican Migration Project, un conjunto único de información que documenta no solo los patrones de migración sino también las condiciones climáticas en las comunidades de origen. Este análisis permitió establecer una relación entre las decisiones de migración y las anomalías en la temperatura y las precipitaciones durante las temporadas agrícolas.

Además de los factores climáticos, el estudio destacó que las personas con mayor estabilidad económica y redes migratorias establecidas tienen más probabilidades de migrar. Esto subraya cómo las desigualdades económicas y sociales amplifican los impactos del cambio climático, dejando a las comunidades más vulnerables atrapadas en condiciones adversas.

Dificultades para el retorno

El endurecimiento de la vigilancia fronteriza dificulta no solo los cruces no autorizados hacia Estados Unidos, sino también el retorno a México. Esta barrera, combinada con las condiciones climáticas extremas en las comunidades de origen, ha provocado un retraso en los patrones de retorno. Los migrantes indocumentados que permanecen en Estados Unidos enfrentan nuevas vulnerabilidades, como trabajar en sectores expuestos al clima extremo, vivir en condiciones precarias y carecer de acceso a servicios básicos como atención sanitaria.

Colaboración global para la resiliencia climática

Expertos como Filiz Garip, de la Universidad de Princeton, y Kerilyn Schewel, de la Universidad de Duke, señalan que abordar los vínculos entre migración y cambio climático requiere una colaboración internacional más sólida. Esto incluye estrategias que fortalezcan la resiliencia de las comunidades rurales afectadas y que reconozcan la creciente demanda de trabajadores migrantes en sectores clave de la economía estadounidense.

Como enfatizó Schewel, “necesitamos más atención no solo a las razones por las que la gente migra, sino también a la manera en que las políticas laborales y migratorias de Estados Unidos afectan a estas dinámicas”.

Mirando al futuro

Con temperaturas en México proyectadas para aumentar hasta 3 °C para 2060 y eventos climáticos extremos que amenazan la estabilidad social y económica, se espera que la migración continúe en aumento. Este fenómeno plantea desafíos tanto para México como para Estados Unidos, destacando la necesidad de políticas migratorias que integren consideraciones climáticas y económicas para garantizar una respuesta humanitaria y sostenible.

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